"El que no sepa que hacer por México, que se ponga a brincar en un solo pie, seguro algo se le ocurrirá". Manuel Arango
Hace unos cuantos días, leí uno de los extraordinarios, imperdibles artículos de la que en mi opinión es sino la mejor, una de las mejores editorialistas de nuestro país, Denise Dresser.
Titulo la autora su ensayo, "Los que mueven a México". en el contrasto Dresser la aportación inconmensurable de mexicanos como Ángeles Mastreta, Mario Molina, Alondra de la Parra, González Iñarritu, chicharito Hernández, Carlos Fuentes, Catón, Lorena Ochoa, Julieta Venegas etc, etc, tantos miles de mexicanos conocidos y destacados así como de los millares de espíritus grandes de conacionales anónimos de los que nada sabemos, pero que como tu o como yo, queremos y soñamos con un mejor país.
Y digo que los contrastaba con los que han hecho de la FRACASOMANIA su filosofía de vida, porque señalo Denise Dresser en su publicación, que hoy el pesimismo recorre e inunda el país. Infecta a quienes entran en contacto con el.
Pareciera que México vive obsesionado con el fracaso. Con la victimización, con lo que pudo ser y no fue.
El pesimismo es persistente ante una realidad que parece inamovible, la propensión colectiva a pensar que la corrupción no puede ser combatida. Que la política no puede ser propositiva, que la sociedad no puede ser movilizada.
Que la población no puede ser educada, que los buenos siempre sucumben, que el mal triunfa siempre sobre el bien. Esta ola de pensamiento es la que ha inundado nuestro país. Yo como Denise Dresser, me resisto a aceptarlo.
Cada uno de nosotros tenemos una lista personal de esos mexicanos ejemplares, de alma grande, que demuestran en su quehacer cotidiano que se puede triunfar si no sabemos sacudir el conformismo y el pesimismo que nos ahogan. Cada quien tiene sus propios Alfonso Cuarón, sus Jaime Sabines, sus Rodrigo y Gabriela, sus Alejandro Martí, sus Werner Aguilera, sus Alejandro Fernández Montiel.
Mientras haya personas como los de nuestras propias listas, como ellos a quienes admiramos pero que no nos atrevemos a imitar por no saber vencer nuestros propios miedos y egoísmos, hay esperanza.
Con el "coraje moral" del que hablaba Luther King, mas temprano que tarde, el buen ejemplo cundirá, y poco a poco los espíritus grandes de millones de mexicanos se colocaran por encima de los miles, los menos, que carcomen en su insaciable apetito a nuestro país. La pequeñez de estos, no les debe alcanzar para minar nuestra gran nación.
Yo creo que esto es posible, pero solo ocurrirá cuando la fe de esos mexicanos ejemplares se vuelva la convicción de muchos, de todos. Cuando la critica fácil se convierta en la fuerza transformadora.
Cuando la creencia en el cambio se traduzca en acciones concretas para lograrlo.
Atrevámonos a ser de los que mueven a México. De los que queremos verdaderamente transformarlo. No necesitamos ser excepcionales deportistas o cantautores, no requerimos ser poetas o científicos reconocidos. Basta con que hagamos bien lo que nos corresponde hacer, con honestidad, con generosidad, con sentido de solidaridad, con amor y pasión por Mexico.
Todos podemos y tenemos con que mover a México
Termina citando Denise Dresser a Manuel Arango :
"El que no sepa que hacer por México, que se ponga a brincar en un solo pie y seguro, algo se le ocurrirá".
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