Hace unos días, un diputado local del Partido Revolucionario institucional declaró que “Calderón esta perdiendo la guerra contra el crimen organizado”.
Ésta expresión lo menos que me parece es que es desafortunada y en mi opinión respetando la de él, fuera de contexto.
Partiría de enfatizar, que una de las responsabilidades primarias, sino es que la mas importante de un Estado, es la de velar por la seguridad y la paz de sus gobernados.
Y lo que hoy se vive en nuestro país es un ataque intestino a nuestra sociedad por parte de grupos delincuenciales que están vulnerando precisamente la seguridad y la paz de los mexicanos.
Pareciera que muchos no comprenden, o no quieren comprender, que el gobierno de la República lo que está haciendo es emplear la fuerza que le otorga nuestra Constitución para defender los intereses supremos de la Nación, de nuestro territorio y de la población.
Las fuerzas armadas, incluyendo a las corporaciones federales lo que están haciendo es combatir un flagelo que afecta la tranquilidad, la armonía y la convivencia pacifica de millones de ciudadanos que lo único que anhelamos es vivir en paz.
No, señor diputado, esta no es la batalla del presidente Calderón. Esta es una lucha de la Nación entera para salvaguardar lo más sagrado que es nuestro derecho a vivir en concordia y en paz.
Esta es la batalla del Estado mexicano, pero también de toda nuestro país, para erradicar a los que lesionan nuestro entramado social, contra los que reclutan a nuestra juventud para delinquir, contra los que envenenan a nuestra niñez, contra los que atentan contra nuestra tranquilidad.
Esta es la batalla del Estado mexicano, pero también de toda nuestro país, para erradicar a los que lesionan nuestro entramado social, contra los que reclutan a nuestra juventud para delinquir, contra los que envenenan a nuestra niñez, contra los que atentan contra nuestra tranquilidad.
Esta lucha es la de todos los mexicanos, que hoy debemos solidariadamente apoyar la gran cruzada por rescatar a México de las garras de los sin escrúpulos que carcomen con su violencia sin limite, las estructuras de una sociedad que lo único que desea es vivir en paz.
Recién escuché una conferencia impartida por el ex presidente colombiano César Gaviria, responsable de combatir a los carteles colombianos en su momento más cruento; dijo el expresidente Gaviria, que no hay otro camino que enfrentarlos, con toda la fuerza del Estado.
No hacerlo es resignarnos a convertirnos en un narcoestado. Respaldó la valentía y decisión del presidente Calderón por no dar un paso atrás en esta lucha atávica del bien contra el mal.
Propuso Gaviria, compartiendo la experiencia colombiana, que esta guerra no se enfrenta solamente con un mayor número de tropas, sino con capacitación, entrenamiento y formando cuerpos de elite que con las herramientas de la inteligencia militar, la tecnología de las comunicaciones y desarticulando sus sistemas financieros, como se puede ser más efectivo en esta batalla.
Señalo el expresidente colombiano, que México debe elevar su voz para que los estados unidos hagan la parte que les corresponde.
No solo en lo que se refiere a su tráfico interno, sino también con estrategias de desaliento al consumo de drogas en su territorio.
Pero especialmente en las restricciones que debe imponer para impedir el tráfico de armas hacia nuestro país. Lamentablemente la visión de los americanos esta subordinada como siempre, a proteger sus intereses económicos por encima del gravísimo daño que provoca en nuestro país.
No falta verdad en aquella añeja expresión: ellos ponen a los consumidores, y México pone los muertos.
Y también es pertinente preguntarnos, ¿Están haciendo las entidades federativas la parte que les corresponde? ¿Se esta actuando con corresponsabilidad para cumplir con el pacto federal?
Hoy, la circunstancia obliga a que los tres órdenes de gobierno, los tres poderes de la Unión sumemos esfuerzos para dar la gran batalla por la seguridad nacional.
Es más fácil repartir culpas, cuando lo que se exige es asumir responsabilidades.
Muchas Gracias.
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