“Si respondemos ojo por ojo, lo único que conseguiremos será un país de ciegos”.
Mahatma Gandhi
La tolerancia es en esencia, respeto a la diversidad; es una actitud de consideración hacia la diferencia, es una disposición a admitir en los demás una manera de ser, de pensar y de obrar distinta de la propia, de la aceptación del pluralismo.
Es aceptar puntos de vista diferentes y legítimos, ceder en un conflicto de intereses justos.
Y como los conflictos y las disputas son la realidad cotidiana, la tolerancia es un valor que urgente y necesariamente debemos promover.
La tolerancia no debe de entenderse en un sentido limitado de pasividad, no es el “vive y dejalo ser”. Debe de ser en contrario, una postura activa, debe de significar solidaridad, una actitud positiva que se llamo desde antiguo, benevolencia.
Dijo Seneca en sus celebres cartas a Lucillo, “ ¿no lastimar a un ser humano? ¡Bien poco es no hacer daño a quienes debemos respetar y favorecer!”
La tolerancia encuentra su origen en el respeto, y este es producto de la comprensión y la aceptación.
Comprender y aceptar a los demás exige de gran generosidad y todavía, de mayor humildad.
Hoy en una sociedad en la que pareciera que predomina la discordia, el agravio, el afán personal. Hoy que vivimos tiempos de conflicto, de incomprensión, de la prevalencia de los antivalores, hoy que pareciera que gana la batalla la intransigencia, el disimulo, la mentira y la simulación, resistámonos a aceptar esta condición.
Construyamos una nación y una sociedad en donde se privilegie el dialogo, la apertura y la solidaridad entre todos los que la conformamos. Mostremos autentica disposición a entendernos con verdadero animo patriótico, para que prevalezca siempre el fin último, que es procurar el bien común, por encima de los intereses personales o de partido.
Que sean siempre el respeto y la tolerancia las mejores herramientas que nos permitan edificar la nación con la que soñamos.
Mahatma Gandhi
La tolerancia es en esencia, respeto a la diversidad; es una actitud de consideración hacia la diferencia, es una disposición a admitir en los demás una manera de ser, de pensar y de obrar distinta de la propia, de la aceptación del pluralismo.
Es aceptar puntos de vista diferentes y legítimos, ceder en un conflicto de intereses justos.
Y como los conflictos y las disputas son la realidad cotidiana, la tolerancia es un valor que urgente y necesariamente debemos promover.
La tolerancia no debe de entenderse en un sentido limitado de pasividad, no es el “vive y dejalo ser”. Debe de ser en contrario, una postura activa, debe de significar solidaridad, una actitud positiva que se llamo desde antiguo, benevolencia.
Dijo Seneca en sus celebres cartas a Lucillo, “ ¿no lastimar a un ser humano? ¡Bien poco es no hacer daño a quienes debemos respetar y favorecer!”
La tolerancia encuentra su origen en el respeto, y este es producto de la comprensión y la aceptación.
Comprender y aceptar a los demás exige de gran generosidad y todavía, de mayor humildad.
Hoy en una sociedad en la que pareciera que predomina la discordia, el agravio, el afán personal. Hoy que vivimos tiempos de conflicto, de incomprensión, de la prevalencia de los antivalores, hoy que pareciera que gana la batalla la intransigencia, el disimulo, la mentira y la simulación, resistámonos a aceptar esta condición.
Construyamos una nación y una sociedad en donde se privilegie el dialogo, la apertura y la solidaridad entre todos los que la conformamos. Mostremos autentica disposición a entendernos con verdadero animo patriótico, para que prevalezca siempre el fin último, que es procurar el bien común, por encima de los intereses personales o de partido.
Que sean siempre el respeto y la tolerancia las mejores herramientas que nos permitan edificar la nación con la que soñamos.
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