“Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos”
Apuleyo
Apuleyo
En las últimas semanas, nuestro país se ha visto afectado de manera extraordinaria por distintos fenómenos meteorológicos; varios estados como Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas han sufrido severas inundaciones, algunas de ellas sin precedentes. Miles de personas han perdido todo su patrimonio.
Muchas más no cuentan con un techo, ni alimentos ni agua. Familias enteras viven ahora en la desesperanza.
Sin embargo, dentro de este panorama desolador, vuelve a relucir una característica muy propia del pueblo mexicano, una actitud, que en distintos momentos nos ha dado aliento, aun en nuestras mayores desgracias, LA SOLIDARIDAD.
La solidaridad es la virtud del ser humano que mejor expresa nuestra intrínseca necesidad de vivir en sociedad; nuestra atávica condición de seres gregarios; dicho en palabras más llanas, de que nos necesitamos unos a otros.
Pero más allá de esta explicación sociológica, prefiero entenderlo como esa capacidad que muchas veces ocultamos los seres humanos, de amarnos entre nosotros.
Elijo quedarme con esa sensación de que todavía podemos vencer nuestros egoísmos y pensar en los demás.
La solidaridad es ese potencial de pensar no solo en nosotros mismos, sino en que, lo que sucede a otros, nos afecta también. Que el dolor de unos, es el dolor de todos.
La solidaridad es conjugar más en plural y menos en singular.
Solidaridad es, utilizar menos el yo, el mí, me, conmigo para comenzar a usar más el nos, nuestro, nosotros.
La solidaridad es ese sentimiento de que nos lastima lo que a otros, y actuamos para contribuir a evitarlo, o por lo menos atenuarlo.
Es por tanto una forma de morir a nuestro egoísmo y nacer un poco en los demás. Es una forma práctica de amar.
Ser solidario, ennoblece, enaltece, sublima la condición humana.
La solidaridad es en esencia, la determinación firme y perseverante de comprometernos por el bien común.
Muchas gracias
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